Campana y...se acabó.

miércoles, 13 de julio de 2011

¡Por fin, por fin, por fin!, ¡campana y se acabó! Como diría la voz de los supertacañones (poned aquí la voz un poco cavernosa; es la voz de unos personajes del programa de televisión "Un, dos, tres", de hace chiquicientos años, en fin...). ¡Qué harto acabé de curso!, chicos; a vosotros puedo decíroslo porque sois casi de los únicos de los que no terminé saturadito, saturadito. No voy a entrar en detalles, pero las últimas reuniones de profes en el curso no sólo me dieron un protagonismo incómodo, sino que me hicieron replantear muchas cosas que siempre había pensado de nuestro colectivo y que dieron conmigo en el suelo desde lo alto de un guindo. Incluso me sentí utilizado en una guerra soterrada y extraña que para nada era la mía. Como por ensalmo, se me presentó además la oportunidad de salir de todo esto por otra puerta, la sindical, para irme a otras labores que no son la enseñanza, con amigos luchadores que entienden la educación como yo la entiendo...fue una fuerte tentación en mitad de la tormenta, lo confieso, pero al fin y al cabo, la educación y la enseñanza me siguen atrayendo poderosas, y decidí que las vacaciones serían suficiente bálsamo para calmar las aguas y darme nuevas fuerzas para el curso que viene. También tengo que decir que muchas personas me transmitieron su afecto y su apoyo: compañeras y compañeros con los que también comparto espacio, ideas, responsabilidades...


15-M

     Y después de contaros este desahogo, prosigamos. Hace unos días se celebró la marcha sobre Madrid de los indignados del 15-M, en la que participé desde Cuatro Caminos hasta la Plaza de Neptuno, junto al Congreso de los Diputados. Os he traído unas fotos para que veáis el ambiente de fiesta ciudadana de la ocasión. Fue especialmente emocionante ver cómo afluían desde todas las calles que cruzábamos gentes de toda clase y condición, impelidas por un mismo impulso, el de protestar por la baja calidad de nuestra democracia y por lo poco que los ciudadanos intervenimos en ella, sencillamente. Y siempre es una fiesta tomar la calle, desalojar a los coches de la samplias avenidas y caminarlas disfrutando de las vistas de la ciudad sin humos, sin tráfico, de los peatones. Al final de la larga marcha (no quiero imaginar lo que anduvieron los pobres que venían de Vallecas villa o de Coslada), nos concentramos frente a la calle que sube al Congreso para escuchar a los oradores gritar sus consignas. Fue un final de fiesta sólo temporal, porque por la tarde continuó en la Puerta del Sol, así que los que habían venido de lejos pudieron dispersarse por los alrededores y comer en los restaurantes del centro (para que luego se quejen de las concentraciones, los comenrciantes).
Lo que sí que me gustaría puntualizar desde aquí sobre este movimiento, y esto va para mis alumnos mayores, que han estudiado mucho este curso sobre movimientos sociales de todo tipo, es que el movimiento está dirigido por una serie de plataformas ciudadanas, con gente joven y muy preparada, que domina la red y consigue un gran poder de convocatoria. Pero la gran masa de ciudadanos y ciudadanas que apoya todo esto son de muchas partes, edades, niveles culturales, educativos y económicos. Y también, de muchos partidos políticos, sindicatos, oenegés y asociaciones de todo tipo. Y eso no parecen tenerlo en cuenta cuando, puntillosamente, rechazan unirse a otras convocatorias de otras organizaciones, cuando comparten los fines por los que se convocan, un ejemplo. El día 28 de junio, la plataforma "Yosoypública", de educación y vinculada  al movimiento 15-M, convocó a protestar ante la consejería de educación por todos los recortes y atropellos que estamos sufriendo y vamos a sufrir el curso que viene. Para el día 29 tenían convocada otra protesta los sindicatos-todos- en el mismo lugar y por los mismos motivos, pero los sindicatos ya habían elaborado carteles y lanzado su convocatoria, por lo que pidieron a Yosoypública que se uniese a ellos y modificase su fecha, ya que le era más fácil hacerlo que a todos los sindicatos. Pero se negaron a hacerlo; conclusión: doscientos profes protestaron el 28 y trescientos el 29, junto a la entrega de un montón de firmas con nuestras protestas que se entregaron en el registro de la consejería. Estoy seguro de que los directivos de la consejería se estuvieron partiendo de risa al ver semejante desatino. Así no vamos a ningún lado. El movimiento de indignados debe tener en cuenta todas las oportunidades que pueda aprovechar para expandirse y para asentarse en la sociedad como fuerza renovadora, y aprovechar la fuerza que otras organizaciones puedan prestarle para crear, de verdad, ese gran movimiento social que nos ayude a cambiar por fin las cosas. Si no es así, temo que se diluirá como un azucarillo en leche caliente. Y eso será muy malo para todos, para los que llevamos años y años luchando y soñando con cambiar las cosas y para los que se han despertado ahora.

1 comentarios:

Jennifer G. 2ºBach A dijo...

Acabo de descubrir tu blog y no he podido para de leer! Me he reído mucho con tus anécdotas, me gusta mucho ese modo tan optimista que tienes de ver el mundo, aún cuando el mundo no acaba de ir demasiado bien. Bueno, pues lo dicho, simplemente te escribo para que sepas que tienes una seguidora más de este gran blog y que espero que nos sigas enriqueciendo de este modo a tus alumnos y a los que ya no tenemos la oportunidad de serlo. Mucho ánimo!